lunes, 12 de diciembre de 2011

El Manu Cumple



El martes pasado, mi mamà me llamó para que le contara cómo iban los preparativos para el cumple de Manuela y ella, madre sabia y experimentada me hizo un comentario muy pero muy acertado. Me dijo "el primer cumpleaños de un hijo, las madres lo vivimos peor que el día de nuestra boda" y hoy debo decir que qué frase mas sabia...

Todo comenzó un mes antes, pensando y pensando que motivo escoger para la fiesta. No quería ningún personaje de moda, quería algo que se pareciera a Manuela y que a ella le enloqueciera. Total es que se me ocurrió hacérselo de taza y tetera por una canción infantil que ella ama que justo habla de una vajilla. El caso es que una vez seleccionado el motivo fiestero, la cosa ahora era dónde conseguir platos, vasos y globos de taza y tetera. Fueron varias noches en vela buscando por internet hasta que finalmente lo conseguí!!

Estuve esperando el paquete con ansías por un par de semanas hasta que llegó la súper caja. Cuando la abrí caí en cuenta de que pequé de exagerada; no solo compré vasos y servilletas como para 100 invitados sino que además había comprado cotillones como para regalarle a un prescolar entero y tan solo habían 4 niñitas invitadas.

Ya la semana del cumple, me comenzó la ansiedad y el día anterior fue una locura, comprando todo lo que hacía falta para la fiesta. La noche anterior me costó muchísimo dormirme con un montón de mariposas en el estómago de la emoción y a las 6:30 de la mañana, salté como un resorte a buscar a Manuela en su cuarto, necesitaba verla destrozar el papel regalo del juguete que le habíamos comprado.

Los invitados venían a las 4 de la tarde. Juan y yo pasamos toda la mañana arreglando, organizando y decorando. Yo fuí a la peluquería y andaba de estreno ( ¡ni muchísimo menos en el primer cumple de mi primera hija! ), Juan se cambió de ropa 3 veces argumentando que no sabía por qué pero se sentía incómodo y hasta Luca fue envíado a la tienda de mascotas para baño y corte.

Finalmente llegó la hora, llegaron los invitados y todo quedó precioso. Manuela pasó un muy feliz cumpleaños rodeada de todos los que la quieren (y estaban aquí en las Palmas) y deseaban compartir con ella su primera experiencia como cumplañera.

Hoy, mientras escribo estas lìneas, me río de mi misma y me pregunto ¿realmente era para tanto? y debo decir que sí, ese primer cumpleaños de mi Manuela quedará indeleble en mi memoria y de seguro será fuente de anécdotas y risas en las reuniones familiares venideras.

martes, 22 de noviembre de 2011

Buenas Nuevas



Por lo general no paso más de 10 días sin escribir. En este caso, han pasado exactamente 26 días y me siento fatal por haber dejado tantos días de vacío, pero juro que tengo una razón de peso. Como soy de las que disfruta los cuentos desde el principio y con lujo de detalle, voy a contar la versión larga de la historia.

Era un 31 de octubre y me encontraba yo en medio de una mudanza, un local en proceso de remodelación, la preselección de un inventario de algo más de 500 artículos y una bebé de 10 meses con un gateo tan veloz que se necesitan 4 ojos y 8 piernas para poder seguirle el ritmo, cuando Juan, llevado por su intuición y por el repentino ensanchamiento de mis caderas, decidió acercarse a la farmacia a comprar una prueba de embarazo.

Yo estaba 100 % segura de que su insistencia en el tema era producto de sus enormes ganas de volver a ser papá y accedí a hacerme la prueba para poder al final decirle "¿viste que yo tenía razón?". Cuando llegó a la casa ("clearblue" en mano) fue él quien se encargó de destaparla, leer las instrucciones y guiarme en el proceso; Mientras, yo recogía la mesa con una sonrisita congelada impregnada de exceptisismo. Pasaron 3 minutos y èl permanecía inmóvil esperando el resultado. Se me ocurrió acercarme y lanzar mi "entonces, estoy embarazada o qué?" (con el tonito sarcástico correspondiente) a lo que Juan no contestó, simplemente me mostró el palito plástico que decía "embarazada + 3".

Está claro que JAMÁS esperé que ese fuera el resultado pero ahí estaba, más claro que el agua y ahora yo me encontraba embarazadísima de nuevo. Caminé en cámara lenta y me senté en el sofá de la sala sin quitarle la vista al resultado. Una montaña rusa de emociones y pensamientos que no me permitían comprender que estaba sintiendo en realidad, me tenían absolutamente invadida.

Me tomó 2 días asimilarlo pero ya al día de hoy estoy feliz, ha sido la sorpresa màs bonita de mi vida. Ahora pienso que "Barriguita" (como cariñosamente le puso su papà) vino a enseñarme que lo insperado siempre es emocionante, que no necesariamente se necesita tener todo rígidamente planificado y que lo que surge de forma espontànea, tiene mucho mucho encanto.

jueves, 27 de octubre de 2011

Happy Birthday Madrina Magusi





Quien me conozca un poquito (y digo poquito porque realmente no hace falta conocerme mucho) sabe quien es Magú. A Quienes aún no me conocen, les cuento que Magú es esa amiga de la adolescencia que conforme crecen las complicidades y las horas interminables hablando por teléfono, pasa a ser tú mejor amiga, y que luego, conforme pasan los años, se convierte en la única persona a la que le contarías tu secreto mejor guardado, la persona que pase lo que pase, jamás te va a juzgar y la única persona con la que realmente disfrutas ver un maratón de Sex and City porque aunque ya lo hayan visto cien vez, siempre tendrán algo que comentar.

Desde que nos graduamos y nos mudamos cada una a ciudades distintas, no hemos vuelto a pasar nuestros cumpleaños juntas y justo ayer que Magú estaba de happy birthday no pude evitar sentirme nostálgica e incluso triste, porque esta vez no era solo yo la que me estaba privando de estar con mi amiga; ahora también es Manuela la que no puede vivir con su madrina ni el día a día ni los momentos especiales.

Desde que Manu nació, Magú y ella han compartido en 2 ocasiones y es increíble ver como se entienden y se identifican, porque dejenme decirles que Manuela sacó muchas cosas de su madrina. Las dos son curiosas y les gusta registrar hasta el más recóndito recoveco. Ambas son traviesas y les encantan hacer y que les hagan maldades. Glotonas por naturaleza, les encanta probar todo lo que se les cruce en el cámino y las dos son sonrientes y divertidas.

Ayer me hubiese gustado que Manuela le regalara una carcajada interminable y contagiosa, que se hubiesen tirado en la grama de algún parque a jugar hasta ensuciarse y que entre las dos se hubiesen comido la torta de cumpleaños entera (que de seguro hubiese sido una milhojas) pero los miles de kilómetros y las 5 horas de diferencia, no lo permitieron. Eso no impidió que desde lejos pensaramos en ella y brindaramos por su 28 aniversario.

Te queremos Magusi.

domingo, 23 de octubre de 2011

Tarde de cine...sin Manuela

A mi modo de verlo, existen distintos tipos de mamás y ninguna es mejor que otra, ser uno u otro tipo de madre encierra muchas cosas:  rasgos de personalidad, expectativas, situación de vida, experiencias previas, prioridades, metas...en fin. En mi caso particular,  he descubierto que soy de las que no me quiero perder ni un segundo de estar con mi hija y por eso, Manuela siempre va conmigo a donde vaya,  bien sea al banco, a una cita importante o  a un café con amigas. Esto no quiere decir que en estos 10 meses que llevo ejerciendo mi rol de mamá, no he querido por un momento desconectarme y tan solo pensar en mi, porque esa es otra cosa que he aprendido: no importa el tipo de madre que seas, jamás dejas de ser mujer.

El caso es que el jueves pasado, Alanna y Carmen Irene me dicen que van a ir al cine a ver una peli de esas que solo se ven en función de 6 de la tarde y en compañìa de amigas. En un primer momento, escuché el plan con nostalgia y emití un "que les vaya bien" pero luego caí en cuenta y me dije "oye, tienes siglos sin ir al cine, meses sin despegarte de Manuela..." y fue entonces cuando decidí pedirle a Juan que me regalara una tarde de cine sin Manuela.

Todo el día del viernes trancurrió tal como transcurrieron mis viernes de adolescencia, contando las horas para que mi mamá me dejara a las puertas del centro comercial y yo poder jugar a que era adulta mientras iba al cine con mis amigos del cole. Finalmente llegó la hora de decirle adiós a Manu y dejarla en la ofi  de su papá con su pañalera equipada con pañales, juguetes, compota, galletas y yogurt.

En ningún momento sentí culpa por tomarme la tarde para mi, todo lo contrario, me sentí feliz de haberlo hecho porque quizá suene exagerado y difícil de creer pero me cuesta mucho despegarme de mi Manu. Claro, esto no quiere decir que no la extrañé, me sentía súper rara sin ella y es que hasta Nana y Cair me hicieron el comentario "te ves rara sin Manuela porque siempre está contigo para arriba y para abajo".

Disfruté mi pelí, mis cotufas y mis gomitas como nadie pero en lo que encendieron las luces del cine, quize tomar el primer taxi a casa. Al llegar me encontré a Manuela ya dormida y a Juan ansioso por que le contara como me había ido. Excelente tarde y excelente aprendizaje: debo tomarme más tardes para mi, eso no me hace menos mamá, por el contrario, me ayuda a entender que en la vida,  la clave del éxito está en el equilibrio.

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi Manuela


El recuerdo, la imagen, el sentimiento de ese primer momento en que tuve a Manuela en mis brazos, jamás se me olvidarán. Las 2 noches que estuvimos en la clínica, no pude dormir más de 2 horas seguidas. Muchas cosas pasaban por mi mente y por mi corazón, y me invadió un sentido de responsabilidad mucho más grande que yo. Veía a Manuela y a pesar de ser tan mía en ese momento, sentía que no la conocía, no sabía nada de ella. Absolutamente todo me daba miedo: cargarla, cambiarle el pañal, darle el pecho, bañarla...Dios mío, qué pánico me daba bañarla ; aquel cuerpito gordito y resbaladizo. No sabía por donde agarrarla para que no se me escurriera en la bañera.

Hoy, a poco menos de 3 meses de cumplir 1 año, conozco a mi hija a la perfección; nadie la conoce mejor que yo y me encanta el pequeño ser humano en que se ha ido convirtiendo. Tan solo tiene 9 meses, pero ya Manuela tiene una personalidad y una forma de ser bastante definidas.

En estos meses que tengo compartiendo este espacio, he hablado mucho de nuestras aventuras, de mis aciertos y desencuentros con todo este mundo de la maternidad, han visto fotos de Manuela en sus múltiples facetas pero realmente no les he hablado mucho de cómo es ella más allá de sus grandes lazos de flores y su eterna sonrisa.

Manuela es una bebé absolutamente feliz y eso lo sé porque todo el día se está riendo, con todos los que conoce y con los que no también. Jamás se levanta de mal humor y llora muy pero muy de vez en cuando.

Tiene una naturaleza curiosa y arriesgada. Todo lo quiere tocar, jurungar y apretar, situación que ahora que está en plena efervecencia del gateo, me trae de cabeza. Lo mismo me la encuentro comiéndose la comida de Luca, que jugando con las orquídeas o atrapada debajo de una silla. Nada parece darle miedo y es súper autosuficiente; todo quiere hacerlo ella, siempre buscando aprobación en mi mirada.

"Chismosa y averiguadora"' así le dice su papá y es que de verdad no se quiere perder de ningún cuento y lo màs increíble es que sea cual sea el chisme, escucha con detenimiento y en momentos hasta emite su opinión con sus clàsicos "tata" o "pite" siempre en el momento oportuno.

En materia de comida, de una vez adelanto que salió gourmet y sibarita (por no decir glotona y tragona) pero bueno, eso ya es mal de familia. Todo lo quiere probar y no me puede ver comiendo helado o nutella porque se desesepera, quiere que le de un poquito y hasta le tiembla la barriguita de la emoción.

Tierna y carismàtica, bochinchera y divertida, nada llorona, risueña, dócil pero de carácter fuerte, valiente y persistente...así es mi hija. Definitivamente la realidad siempre supera la ficción porque ni en mis mejores sueños logré imaginar a mi Manuela.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

"caca Manuela, eso no se toca"





Desde siempre, he sido una persona consumista (lo llevo en la sangre) y ahora que soy mamá, no les quiero ni contar...soy la madre que todo dueño de tienda quisiera tener como clienta; en materia de juguetes y perolitos, basta con que me mencionen las palabras " didáctico" o "estimulante" para que en un plis plas y sin pensarlo mucho, ya esté entregando la tarjeta a la dependienta para que se cobre.

Manuela tan solo tiene 9 meses y ya tiene en su haber un extenso display que abarca peluches multicolores y multitexturas para estimular los sentidos, cuentos de goma espuma para estimular la lectura temprana, animales de granja que emiten sonidos, instrumentos musicales, cubos con figuras geométricas y una amplia colección de "Baby Einstein", pero por alguna razón inexplicable, todos esos fabulosos juguetes de estimulación temprana, con colores y formas maravillosas, no son los que hacen feliz a Manuela. Ella los ve, los muerde y al cabo de unos 5 minutos (como mucho) ya se aburre.

A ella lo que realmente le gusta y puede mantenerla entretenida por horas, es todo aquello que NO es juguete, que puede romperse o dañarse, que está asquerosamente sucio y que puede hacerle daño.

para que seguirles explicando...las fotos hablan por si solas.

martes, 30 de agosto de 2011

Palmitas vs. Pitillo





No sé si soy yo o si todas las madres primerizas padecemos del mismo mal, pero si hay algo que me caracteriza ahora que soy mamá, es la preguntadera. A mamá que veo, a mamá que comienzo a interrogar (claro, siempre saludo primero y expongo mi mejor sonrisa):

¿Ya gatea?
¿A qué edad se sentó?
¿Te duerme corrido toda la noche?
¿Cómo le ha ido con la fruta?

...Y de pregunta en pregunta, logro entablar una breve conversación que me permite, más allá de socializar, ver si Manuela está acorde a su edad con relación a los demás bebés.

El caso es que hace un par de semanas, mientras estuvimos de viaje con mi familia, estaba entrando a un avión y en una de las primeras filas estaba sentada una señora con su bebé en brazos; como de costumbre, hice contacto visual y le sonreí. No pensaba hacer más nada puesto que detrás de mi, tenía una larga fila de gente esperando para sentarse en su silla, cuando de repente vi que la niña aplaudía sin cesar. Así, sin más, dejé a un lado el hecho de que unas 70 personas esperaban por mi y le pregunté:

-¿Cúantos meses tiene?
- Ocho
-¡Guao! ¿Y ya hace palmitas?
-Si vale, desde hace ya un mes aprendió y no hace más que aplaudir todo el día.

Sonreí y seguí caminando. Con cada paso que daba, la ansiedad comenzaba a invadirme y pasé las 3 horas de vuelo intentando enseñarle a Manuela a hacer palmitas. Por más animada que fuese la canción o la mímica, Manuela en ningún momento intentó imitarme; me veía y se reía. Además, hice una campaña familiar y los puse a todos a hacer palmitas durante el viaje pero nada...

Al cabo de unos días, aún con el tema de la aplaudida en mi cabeza pero ya con menor intensidad, en pleno mediodía, el calor nos tenía deshidratados y compré una botella de agua para darle a Manu. En vista de que había dejado los teteros, intentamos darle con un pitillo y así sin más, en el primer intento, chupó y tomó agua como toda una experta. Aquello se convirtió en una fiesta colectiva. Todos aplaudíamos (todos menos Manuela) y mi papá, abuelo chocho y por ende nada objetivo dijo "mi amor, ella no hará palmitas pero toma con pitillo mejor que cualquiera".

En ese momento comprendí que sí, las madres siempre queremos que nuestros hijos aprendan cosas nuevas y mientras más rápido sea, mejor, pero la verdad es que cada bebé es diferente y el que no hace palmitas, hace viejita y el que no hace viejita, aprende a tomar con pitillo y así sucesivamente....aquí les dejo la evidencia de aquel día memorable.

sábado, 27 de agosto de 2011

Amor de Abuelos


El dìa que Juan y yo decidimos dejar nuestra hermosa Caracas, lo hicimos persiguiendo un sueño. Buscábamos lograr un estilo de vida diferente, más tranquilo y seguro para nuestra futura familia. Imaginábamos un lugar con calles libres de peligros y paranoias, parques en donde nuestros hijos pudiesen jugar con otros niños a cualquier hora del día sin angustias.

Hoy, aquello intangible con lo que soñábamos, es una realidad. Manuela llegó a nuestras vidas y estamos seguros de que tomamos la decisión adecuada. Nos sentimos felices porque sabemos que a pesar de estar lejos de nuestra "casa", nuestra hija está teniendo una vida llena de calidad en prácticamente todos los sentidos.

Digo prácticamente porque por ahora hay algo que no puedo brindarle a Manuela y es vivir cerca de sus abuelos, sus primos, sus tíos... Llevo ya dos años viviendo lejos de mis cachapas con queso de mano, de mis tardes con amigas en algún café de los Palos Grandes, de mis idas al cine con mi abuela, de mis desayunos familiares en casa de mi papá y de mis tardes de balcón con "mi Flasin", y la verdad es que he aprendido a vivir extrañándolo y recordándolo todo, pero el solo hecho de saber que estoy privando a mi hija de crecer cerca de todos, me pone el corazón muy pequeñito.

Este mes, Manuela tuvo la dicha de compartir dos semanas entre consentiduras y alcahueterías con dos de sus abuelos. En los 15 días que estuvieron de visita, despertaron juntos todos los días. Mis padres pudieron disfrutar sus risas, sus primeros intentos de gateo, sus "viejitas", sus sesiones de baño y hasta una que otra locura como compartir un poco de helado y Nutella.

Después de 2 intensas semanas, otra vez se queda la casa vacía y Manuela y yo nos quedamos llenas de nostalgia. No nos queda más que planificar y contar los días para el próximo encuentro y mientras pasan los días, revivir en el recuerdo los momentos compartidos.

lunes, 15 de agosto de 2011

"Bon Voyage"


Planificar un viaje siempre es emocionante: escoges el destino, compras un libro del lugar para ir familiarizándote con la ciudad, con su clima, con sus calles y con sus lugares históricos. Investigas por internet para ver cuáles son los restaurantes y tiendas de moda. Te aseguras de que la tarjeta de memoria de tu cámara esté vacía para poder captar y captar los mejores momentos de la travesía....sí, todo es emocionante, excepto por un pequeño detalle: HACER LAS MALETAS.

Nunca me ha gustado empacar, y las veces que he viajado, siempre lo he dejado para el último momento. Me considero una persona práctica y me gusta simplificarme la vida; eso de llevar un par de zapatos para cada día no va conmigo, así que siempre, la noche antes del viaje, me toma un máximo de media hora tener mi maleta lista y desde que estoy casada, también ayudo a Juan a hacer su maleta (o mejor dicho, yo le hago la maleta), tarea que tampoco me lleva mucho tiempo.

Todo lo que conté antes, debí haberlo escrito en tiempo pretérito porque ahora que Manuela está con nosotros, la historia es muy pero que muy diferente. Cuando viajas con un bebé tienes que pensar en absolutamente todo y hasta el más mínimo detalle debe ser tomado en cuenta, tan es así, que yo desde 3 días antes comienzo a hacer una listica con todo lo que debo llevar.

Además de lo que tendría cualquier maleta como pijama, medias, zapatos, y artículos de higiene personal, hay que calcular un promedio de 2 mudas por día porque nunca se sabe cuándo un buche inesperado arruina aquella pinta que escogiste exclusivamente para que se estrenara en el viaje... y como si eso no fuese suficiente, también se deben meter baberos, pañales, chupones, teteros, leche y cereal, cobija y cobijita, compotas y cucharita, sonajeros, rascaencía y otros juguetes, dvd portátil con las respectivas "Baby Einstein", termómetro y medicinas por si le da fiebre o si le molestan las encías...

Sí, lo sé, tal vez peco de exagerada pero solo imagínense que en medio de algún lugar remoto en el que escojan vacacionar, no consigan la leche que toma su bebé ó que los pañales le den alergia...¡Qué va! Prefiero no arriesgarme y el caso es que al final, por más que planifiques y hagas tu listica, siempre se te va a olvidar algo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Una Tarde Accidentada

Dicen que la práctica hace al maestro. En nuestro caso, se puede decir que la experiencia hace a la madre y si no, pregúntenmelo a mi. Ayer viví con Manuela uno de esos momentos que son dignos de contar.

Estábamos almorzando, Juan  cargaba a Manuela, cuando de la nada comenzó a llorar desconsolada. Lo primero que hice fue intentar calmarla con brinquitos y cariñitos, pero nada. Al ver que no se calmaba, procedí a chequear lo que yo llamo el ABC del llanto (comida, pañal y sueño). Hambre no era porque acaba de comer sin embargo, intenté darle pecho pero no quizo. Luego, la revisé a ver si estaba hecha caca y tampoco. El sueño quedó descartado desde el primer momento porque acaba de despertarse hacía media hora.

Al ver que no era nada de lo anterior, volví a intentar calmarla dándole sus jugueticos pero no los quizo. Entonces, intenté mi táctica infalible: darle mi teléfono móvil o mis lentes,  pero ni siquiera así dejó de llorar y entonces supe que verdaderamente algo estaba pasándole a mi Kiki.

Mientras Manuela lloraba y lloraba, yo intentaba calmarla y simultáneamente  trataba de descifrar que podía estar pasando. El llanto definitivamente era de dolor, eso estaba claro. Además me di cuenta que mientras lloraba, tenía los ojitos cerrados y como que los apretaba con fuerza. Definitivamente algo le molestaba en los ojos.  

Ya habían pasado más de 45 minutos y nada que se calmaba. Yo comenzaba a frustrarme por no saber qué hacer. Llamé a Carmen, mi amiga/vecina/doctora/mamá... en menos de 5 minutos, llegó al rescate. Le puso en el ojo un chorro de solución fisiológica y santo remedio. Cuando ya el llanto había pasado, Carmen me explicó que cuando algo se les mete en el ojito, lo primero que hay que hacer es colocarles mucha solución fisiológica para que expulsen lo que sea que se les metió...¡Lo que hace la experiencia! 

 Al final, el cosito en el ojo de Manuela, se convirtió en una historia más para mi gran libreta de historias manuelísticas y además, de ahora en adelante a la ya aparatosa pañalera, tendré que agregar un frasquito de solución fisiológica

miércoles, 27 de julio de 2011

Juan, Manuela y Yo

Ayer, aprovechando que Manuela se había quedado dormida, me recosté y dormí un rato porque estaba agotada. Cuando me desperté, estaba enferma con uno de esos virus que se te mete en los huesos y hace que te duela hasta el dedo chiquito del pie. Además, estaba prendida en fiebre y tenía tanto frío que tuve que ponerme sweater, bufanda y medias (vivo en una isla y es pleno verano...definitivamente no estaba sintiéndome bien). A todo esto hay que sumarle que Manuela, después de una siesta de casi 2 horas, se despertó con las pilas súper puestas y yo, aunque hubiese querido quedarme arropada en cama, me tiré en el mini playground que le improvisé en la sala, a jugar con ella y a ver "Playhouse Disney".

Como frente a Manuela debía asumir el papel de adulta que se siente bien, cuando Juan me llamó, me transformé en una niña mingona y enferma. Además de decirle que estaba prendida en fiebre, le pregunté si podía hacerle una "listica" para que me trajera unas cosas del mercado (antojos de enferma).

Manuela seguía jugando y yo cada vez me sentía peor cuando llegó Juan como con 5 bolsas que tenían todo lo que yo le había pedido: agua, sopitas chinas, jugo de manzana, sorbete de mango, uvas, gelatina y las medicinas. No solo eso, sino que después de un largo día de trabajo, se encargó de bañar y dormir a Manuela, me hizo la sopa y estuvo pendiente de mi hasta que me dormí.

Fue cuando Juan llegó a casa, que yo comencé a sentirme mejor y entonces me di cuenta que el "Manuela y Yo" siempre ha estado incompleto porque sí, Manuela me ha hecho madre, pero es Juan quien me ha ayudado a poder serlo y quien me ha enseñado que entre los dos todo es más fácil, placentero e incluso divertido. Definitivamemte nada sería igual si él no estuviera y la verdad es que desde hace 7 meses SIEMPRE hemos sido "Juan, Manuela y Yo".

viernes, 22 de julio de 2011

Un día de "Spa"



Cuando se decide dar lactancia exclusiva, resulta muy difícil establecerle horarios de comida al bebé; nunca sabes a ciencia cierta cuando le va a dar hambre. Por esta razón, se me hace imposible dejarle a Manuela a alguien para que la cuide de a raticos, porque no sé cuando va a comenzar a llorar por comida. Hay veces en que aguanta 4 horas sin comer y otras en que a la media hora de haber comido, quiere comer de nuevo.

Manuela ya tiene 7 meses, los mismos 7 meses que yo tenía sin pisar una peluquería, spa y/o afines sin que fuese rapidito y escogiendo entre hacerme las manos o los pies.Nunca los 2 al mismo tiempo porque me tomaría mucho tiempo.

Ya había hecho cita para limpieza de cutis en dos ocasiones pero tuve que cancelarla a último momento porque no logré coordinar con Juan para que me acompañara. El viernes pasado, ya desesperada y atemorizada de convertirme en un punto negro con patas, le pedí a Marianita, mi primita, que me acompañara y aceptó gustosa.

Cuando lo planifiqué, yo muy optimista pensé " ya Manuela está más grandecita, se sienta...le ponemos sus juguetes y seguro se distrae y aguanta la hora completa, y yo puedo hacerme mi limpieza tranquila".

Pues, nada más lejano de la realidad. Los primeros 10 minutos transcurrieron de maravilla: logré colocarme la bata, acostarme en la camilla y comenzar con la parte del vapor pero cuando ya había mordisqueado todos sus jugueticos, por más que Marianita intentó distraerla, Manuela comenzó a quejarse porque quería que yo la cargara y no hubo canción, juego o perolito que la hiciera cambiar de parecer.

Total es que lo que comenzó siendo un plan para desconectarme, se convirtió en una de las grandes lecciones que he obtenido en estos 7 meses: cuando tienes hijos pequeños, por más que tengas todo planificado, cualquier cosa puede pasar, incluso en el último momento, así que en lugar de frustrarnos y estresarnos, lo mejor es darle la vuelta para que todos (o en este caso, Manuela y yo) salgamos contentos.

Aunque los planes no salieron como los tenía en mi cabeza, al final logré hacerme mi limpieza y Manuela estuvo feliz encima mío inspeccionando como me pellizcaban la nariz.

P.S: Marianita, gracias por acompañarnos en nuestro día de "spa".

jueves, 14 de julio de 2011

¿A Quién se Parece?




Si bien es cierto que mientras estamos embarazadas lo único que realmente nos importa es que nuestro bebé nazca sano, es inevitable preguntarnos cómo va a ser y a quién se irá a parecer cuando nazca, tanto, que llega a convertirse en el "trending topic" familiar:

¡Ojalà saque los ojos de su abuela!
¿Irá a ser alta?
Ojalá no saque mis pies...
Segurito que va a tener el cabello rizado.
Yo solo pido que tenga hoyitos cuando sonría
Dígame si sale rubia como mi hermano.

En fin, nos pasamos 9 meses haciendo apuestas y el día que nace, aùn no ha abierto los ojos, cuando ya afirmamos que "¡es idéntica a su papà!".

En el caso de Manuela, yo jamás logré dibujarla en mi mente por más que intentaba, sin embargo, siempre creí que iba a parecerse a mi porque aunque no sé nada de genética, al parecer los genes de mi papá son dominantes y yo soy muy parecida a él y asumí que así sería. Por su parte, Juan pasó diciéndome todo el embarazo "¿Te imaginas que tenga los ojos claros como mi mamá?" a lo que yo respondía sin titubear "mi vida, olvídate de eso, tú y yo tenemos los ojos oscuros. Estoy segura que Manuela va a tener los ojos marrones y el cabello rizado como tú y como yo".

Nació Manuela y a parte de corroborar que mis conocimientos de genética son nulos, me sorprendí muchísimo porque es exacta a su papá, con los ojos claros como su abuela y todo apunta a que va a tener el cabello liso.

Los bebés cambian cada día y a medida que pasan los meses sus facciones se han ido definiendo. Ya no cabe duda que la forma de los ojos y la boca, son de su papá, la nariz parece ser una combinación, los pies y las manos los sacó a mi sin lugar a duda, tiene un hoyito del lado derecho igual a su abuela (mi madre), el pelo liso y castaño claro es de su tío, el hermano de Juan y las orejas aún siguen siendo un misterio y mientras tratamos de encontrar a quíen las sacó, mi mamá, abuela chocha y orgullosa, dice que parecen "dos alitas de mariposa".

Tan solo tiene 7 meses y supongo que Manuela seguirá cambiando. Al final si sale a mi, si sale a su papá, a su abuela o a sus tíos, no lo sabemos a ciencia cierta, pero de lo que no me cabe la menor duda, es que su sonrisa y su simpatía, la hacen realmente única.

sábado, 9 de julio de 2011

Días de Quebranto


Tengo una semana  y 1 día sin escribir, justo 8 días que coinciden con los 8 días que Manuela tiene enfermita (nada grave gracias a Dios) aunque a mi me han tenido un poco descontrolada. Quizá sea la inexperiencia, tal vez el escucharla llorar y no saber a ciencia cierta qué le duele o simplemente la condición de mamá, pero el caso es que no he tenido cabeza para muchas otras cosas.

Manuela ha sido una bebé muy sana, como diría su papá "no le cae ni coquito" pero bastó y sobró que nos fueramos de viaje para que el aire acondicionado de los aviones y los cambios de temperatura borraran su récord de 7 meses sin saber lo que era tan siquiera un quebranto.

Como mamá primeriza que soy, siempre me preguntaba "cuando a Manuela le de fiebre ¿cómo me voy a dar cuenta?" "y el termómetro, ¿se lo sabré poner?" "y si algo le duele ¿cómo la ayudo?"... parece increíble que cuando nació la veía tan pequeñita y yo me sentía tan inexperta pero ahora, tan solo 7 meses después la conozco a la perfección.

Ya he dicho que Manuela es una niña sumanente alegre y risueña, tan risueña, que hasta cuando  llora, se ríe (y no estoy exagerando) así que en cuanto la vi tan seria, supe que algo no estaba bien. Además, durmió una siesta eterna y ni los ladridos desesperados de Luca la despertaron. Su llanto era completamente diferente y ponía una carita de dolor que me partía el alma.

Es cierto que cuando son bebés no pueden decirnos qué están sintiendo y qué les duele, pero pienso que como mamás, la clave está en no desesperarnos y confiar en nuestra intuición; nadie, absolutamente nadie, va a conocer a nuestro bebé mejor que nosotras.

viernes, 1 de julio de 2011

Un Antes y Un Después

Sospechas que estás embarazada. Te haces la prueba. Da positivo. A partir de ese mismo momento, debes comenzar a adaptar tu cuerpo, tu mente y tu estilo de vida a esta nueva condición que además es totalmente desconocida. Si fumas, debes dejar de hacerlo, las copas de vino se reducen a 2 por semana, tienes que tomar vitaminas todos los días y controlar el apetito voraz para intentar engordar tan solo un kilo por mes... ¡nada fácil!

Cuando ya nace el bebè, la cosa incluso se intensifica. Todo, absolutamente todo lo que era tu vida anteriormente, ahora  està modificado. Ya no son solo  tu esposo  y tú en casa (o tu esposo, tú y tu perro como era mi caso); el cuarto de huéspedes o la biblioteca dejan de existir y ahora estàn pintados de  algùn color pastel; en la cocina, justo al lado de la cafetera, ahora están  los teteros y el esterilizador; la sala que antes estaba llena de libros de arte y adornos, ahora tambièn tiene juguetes y peluches que chillan cuando sin querer los pisas...y pensar que esto que estoy nombrando es lo más sencillo de asimilar.

Antes te trasnochabas porque te daban las 3 de la madrugada tomando vino con unos amigos. Ahora te lo piensas dos veces antes de hacerlo porque sabes que a más tardar las 6:30 de la mañana estarás cambiando pañales y dando tete. Cuando encuentras un huequito para ir a la pelu porque ya no te soportas ni tú de lo feos que tienes los pies, ya no es como antes que te tomabas un café y te relajabas mientras te los ponían a remojar en la poncherita. Ahora, vas apurada mientras el bebè duerme y le pides a la manicurista que por favor no se demore mucho para ver si te da chance de aprovechar y sacarte las cejas. Ni hablar del cine y las cenas en restaurantes. Esas quedan postergadas hasta nuevo aviso.

Todos éstos son los cambios que están a la vista, los del día a día, pero por dentro también comenzamos a sentir una montaña rusa de emociones que suben y bajan, que van y vienen.  Sentimos que el amor no nos cabe en el pecho cuando vemos a esa cosita diminuta y de repente,  un sentido de responsabilidad nos invade y nos planteamos si lo estamos haciendo bien. 

Pasamos del frenesí, al amor y del amor a la duda y de la duda al miedo y del miedo a la culpa y luego otra vez al amor....y así vamos, y el caso es que no llegamos a relajarnos del todo, porque siempre estamos pensando en ellos y para ellos. Sin embargo, entre tanto cambio y tanta pregunta,  jamás llegamos a preguntarnos "¿estará valiendo la pena?"  porque así como ahora todo es diferente,  ya nada seria igual sin ellos.

lunes, 27 de junio de 2011

Esfuerzos Sopéricos


Cuando un bebé llega a la casa, absolutamente todo lo que hace es una novedad, y por consiguiente, todo se le celebra. Manuela por ejemplo, tardaba mucho en botar los gases, y después de comer yo pasaba hasta 45 minutos dándole palmaditas en la espalda. Bueno, cuando finalmente escuchaba el tan esperado burp, me sorprendía a mi misma armando toda una fiesta que hasta llegaba a aplaudir...Eso es lo lindo de poder vivir el día a día de nuestros hijos desde pequeñitos: ellos están descubriendo el mundo y nosotros comenzamos a redescubrirlo con ellos.

Hace ya 3 meses por fin el pediatra le mandó fruta. Después de tener 4 meses tomando puro pecho, todos estábamos deseosos de que comenzara a probar otras cosas así que cuando llego el GRAN DIA, cuando me di cuenta, no cabía un alma en la sala de mi casa: Walter y Ana, grandes amigos de Venezuela que estaban de visita, los tíos Joe y Edu, Carmen con Jime (que dejo de ir al ballet porque no podía perderse el show), Juan que salió temprano del trabajo para poder filmar a su hija comiéndose su primera compota de papaya, y yo, la única poseedora de la cuchara....los demás podían ver, tomar fotos, y hacerle morisquetas y sonrisitas a Manu, pero solo yo tenía el privilegio de darle la papilla en ese dia histórico.

Cuando llegó el dia de la verdura, las cosas no variaron mucho. Como vivo en una isla, las opciones son un poco limitadas así que me di a la tarea de localizar algún sitio que vendiera productos orgánicos. Cuando finalmente di con el lugar, compré tantas verduras y frutas que cuando Juan llegó a la casa, asombrado (y hasta asustado por mi compulsividad) tuvo que hacerse un hueco entre las papas y las manzanas para poder abrir la nevera.

El caso es que en ese primer día de la verdura, agarré mi calabaza orgánica y me esmeré en hacerle su sopa. Cuando ya la tuve lista y en la temperatura ideal (por aquello de que no debe estar ni muy fría ni muy caliente) senté a Manuela en su sillita y le puse su babero. Apenas íbamos por la tercera cucharada cuando le entró un ataque de frenesí y sin querer le dio una patada al platico de la sopa y así sin más, mis esfuerzos sopéricos se convirtieron en un gran desastre color naranja.

viernes, 24 de junio de 2011




Duérmete niño

Mucho antes de salir embarazada, mi amiga Carmen, también mamá me contó que Jimena, su hija, cuando bebé, lloraba y lloraba sin
parar durante 3 horas seguidas todas las noches. Al parecer, ella se desesperaba porque por mas de que intentaba cuanta cosa le pasaba por la cabeza, la pobre Jime no paraba de llorar, hasta que un día, alguien le regaló un libro titulado "Duérmete Niño" en el que te explica paso a paso y de manera muy sencilla cómo lograr que tu hijo duerma en su cuarto y durante toda la noche.

Por supuesto, en lo que Manuela nació, el primer regalo que me hizo Carmen fue el libro y yo no puedo estar mas agradecida....gracias a Carmen, al libro y a mi fuerza de voluntad, Manuela duerme feliz en su cuarto desde que tiene 2 meses.

Digo "mi fuerza de voluntad" porque no voy a engañar a nadie, como mamá, resulta mucho mas práctico y hasta placentero tener al bebé en su cunita durmiendo al lado tuyo (sin mencionar que puedes asomarte cada media hora a verlo sin necesidad de caminar hasta su cuarto) pero la verdad es que el esfuerzo bien merece la pena. Está súper demostrado que el dormir solo tiene un sin fin de beneficios emocionales para el bebé e incluso para los padres.

Rapidito les cuento cuales han sido los tips que yo he aplicado con Manuela después de haber leído el libro:

- SIEMPRE bañarlo de noche (antes de la última toma) para que así comience a asociar el baño con la hora de dormir.

-Establecer una rutina nocturna de baño/comida/dormida siempre a la misma hora (siempre habrán excepciones como por ejemplo un viaje) para que el bebé adquiera el habito con mayor facilidad.

-Intentar que duerma las siestas en cualquier otro lugar que no sea la cuna. De esta manera, el niño comenzarà a asociar su cuna únicamente con el sueño nocturno.

-Cantarle una canción o contarle un cuento justo después de darle de comer y antes de acostarlo. Asì, el bebé comenzará a asociar el irse a dormir con algo placentero y siempre estará feliz cuando lo dejes en su cuna en las noches.

-Procurar acostarlo en la cuna despierto para que sea el mismo quien concilie el sueño.

-Escoger un peluche o mantita y colocárselo en la cuna (debe ser siempre el mismo) para que se convierta en su compañero inseparable a la hora de dormir. El bebé siempre se sentirá acompañado.

Ya para terminar, las invito a que lo lean, es súper sencillo y da ejemplos que son hasta divertidos y ni hablar de lo útil que resulta. Durante el día, yo vivo y disfruto cada minuto con Manuela pero después de pasar 12 horas entre chupones, pañales y rasca encías, nada mejor que cuando se hacen las 8:30 de la noche y puedo dedicarme a hacer otras cosas (como escribir este blog) sabiendo que Manuela duerme plácida en su cuna hasta la mañana siguiente.

miércoles, 22 de junio de 2011

Horario Invertido


Debo admitir que el primer mes de Manuela fue toda una locura: primos, tíos, abuelos y amigos todos frenéticos por conocer a la nueva benjamina de la fam. Como vivimos lejos de nuestro país natal, hay quienes hasta se embarcaron en un vuelo trasatlántico para poder cargar, cambiar y amapuchar a "la Manu".

Desde que nació, Manuela ha sido una bebé sociable y risueña por lo que las visitas en lugar de irritarla ó agobiarla, la tenían muerta de risa. En mi caso, yo también estaba súper feliz de poder tener a toda mi familia cerca para compartir la alegría de ser madre por primera vez... Muy feliz menos por un pequeño detalle : Manuela dormía de día y de noche no pegaba un solo ojito.

Ante este panorama, todos decían "ay pero esta niña es una Maravilla, duerme tooooodo el día", y yo por dentro pensaba "si supieran lo que me espera en la noche" y en efecto, así era. Durante el día teníamos mil planes con todos los que estaban visitándonos y luego en la noche, todos se iban a dormir y automáticamente Manuela, que llevaba 4 horas durmiendo, abría los ojos como por arte de magia.

El caso es que durante el primer mes yo parecía un verdadero zombie y fue gracias al canal fox que pasaba “Grey 's Anatomy” y “Sex and the City” en la madrugada, que pude permanecer despierta.

Cuando fui al pediatra, le comenté lo que estaba pasando y me dijo que Manuela tenía el horario invertido lo cual era totalmente normal porque era muy pequeñita y evidentemente no sabía distinguir entre el día y la noche. Entonces, le pregunte que qué podía hacer y me respondió "pues tener paciencia, ya pasará..."

martes, 21 de junio de 2011

Ya van 6 meses


Hace ya seis meses comencé a vivir en este universo maravilloso de ser madre (digo universo porque cuando se es mamá, se comienza a descubrir un sin fin de cosas nuevas y únicas que se hacen infinitas conforme pasan los días) y quiero confesar que han sido los mejores seis meses de mi vida. Con cada tropiezo, con cada minuto de duda por saber si lo estoy haciendo bien, con cada carcajada contagiosa de Manuela, con cada trasnochada sentada en el sofá verde de mi sala, con cada mirada de complicidad entre las dos, me estoy haciendo cada vez mejor…Mejor como mujer, como esposa, como hija, como hermana, como amiga... porque si algo he aprendido en estos meses, es que ser madre está siendo mi mayor fuente de inspiración para crecer cada día como persona.

Cada día nace un niño, y con el ó ella, nace una nueva madre....una madre llena de ilusión pero también llena de miedos y de dudas. Lo digo porque yo las tuve y las sigo teniendo y por ello decidí comenzar este blog: para compartir mi día a día con Manuela y así servir de ventana a otras nuevas mamás que quieran compartir y aclarar sus dudas y experiencias con nosotras.

Lo ideal hubiese sido haber comenzado este blog cuando Manuela nació, pero los días enteros sin dormir y el darle el pecho cada 2 horas, me lo hicieron un poco difícil pero bueno, bien dicen que nunca es tarde y lo cierto es que ahora es que quedan días y días de cosas nuevas entre Manu y yo...