sábado, 6 de agosto de 2011

Una Tarde Accidentada

Dicen que la práctica hace al maestro. En nuestro caso, se puede decir que la experiencia hace a la madre y si no, pregúntenmelo a mi. Ayer viví con Manuela uno de esos momentos que son dignos de contar.

Estábamos almorzando, Juan  cargaba a Manuela, cuando de la nada comenzó a llorar desconsolada. Lo primero que hice fue intentar calmarla con brinquitos y cariñitos, pero nada. Al ver que no se calmaba, procedí a chequear lo que yo llamo el ABC del llanto (comida, pañal y sueño). Hambre no era porque acaba de comer sin embargo, intenté darle pecho pero no quizo. Luego, la revisé a ver si estaba hecha caca y tampoco. El sueño quedó descartado desde el primer momento porque acaba de despertarse hacía media hora.

Al ver que no era nada de lo anterior, volví a intentar calmarla dándole sus jugueticos pero no los quizo. Entonces, intenté mi táctica infalible: darle mi teléfono móvil o mis lentes,  pero ni siquiera así dejó de llorar y entonces supe que verdaderamente algo estaba pasándole a mi Kiki.

Mientras Manuela lloraba y lloraba, yo intentaba calmarla y simultáneamente  trataba de descifrar que podía estar pasando. El llanto definitivamente era de dolor, eso estaba claro. Además me di cuenta que mientras lloraba, tenía los ojitos cerrados y como que los apretaba con fuerza. Definitivamente algo le molestaba en los ojos.  

Ya habían pasado más de 45 minutos y nada que se calmaba. Yo comenzaba a frustrarme por no saber qué hacer. Llamé a Carmen, mi amiga/vecina/doctora/mamá... en menos de 5 minutos, llegó al rescate. Le puso en el ojo un chorro de solución fisiológica y santo remedio. Cuando ya el llanto había pasado, Carmen me explicó que cuando algo se les mete en el ojito, lo primero que hay que hacer es colocarles mucha solución fisiológica para que expulsen lo que sea que se les metió...¡Lo que hace la experiencia! 

 Al final, el cosito en el ojo de Manuela, se convirtió en una historia más para mi gran libreta de historias manuelísticas y además, de ahora en adelante a la ya aparatosa pañalera, tendré que agregar un frasquito de solución fisiológica

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