Planificar un viaje siempre es emocionante: escoges el destino, compras un libro del lugar para ir familiarizándote con la ciudad, con su clima, con sus calles y con sus lugares históricos. Investigas por internet para ver cuáles son los restaurantes y tiendas de moda. Te aseguras de que la tarjeta de memoria de tu cámara esté vacía para poder captar y captar los mejores momentos de la travesía....sí, todo es emocionante, excepto por un pequeño detalle: HACER LAS MALETAS.
Nunca me ha gustado empacar, y las veces que he viajado, siempre lo he dejado para el último momento. Me considero una persona práctica y me gusta simplificarme la vida; eso de llevar un par de zapatos para cada día no va conmigo, así que siempre, la noche antes del viaje, me toma un máximo de media hora tener mi maleta lista y desde que estoy casada, también ayudo a Juan a hacer su maleta (o mejor dicho, yo le hago la maleta), tarea que tampoco me lleva mucho tiempo.
Todo lo que conté antes, debí haberlo escrito en tiempo pretérito porque ahora que Manuela está con nosotros, la historia es muy pero que muy diferente. Cuando viajas con un bebé tienes que pensar en absolutamente todo y hasta el más mínimo detalle debe ser tomado en cuenta, tan es así, que yo desde 3 días antes comienzo a hacer una listica con todo lo que debo llevar.
Además de lo que tendría cualquier maleta como pijama, medias, zapatos, y artículos de higiene personal, hay que calcular un promedio de 2 mudas por día porque nunca se sabe cuándo un buche inesperado arruina aquella pinta que escogiste exclusivamente para que se estrenara en el viaje... y como si eso no fuese suficiente, también se deben meter baberos, pañales, chupones, teteros, leche y cereal, cobija y cobijita, compotas y cucharita, sonajeros, rascaencía y otros juguetes, dvd portátil con las respectivas "Baby Einstein", termómetro y medicinas por si le da fiebre o si le molestan las encías...
Sí, lo sé, tal vez peco de exagerada pero solo imagínense que en medio de algún lugar remoto en el que escojan vacacionar, no consigan la leche que toma su bebé ó que los pañales le den alergia...¡Qué va! Prefiero no arriesgarme y el caso es que al final, por más que planifiques y hagas tu listica, siempre se te va a olvidar algo.
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