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Cuando se decide dar lactancia exclusiva, resulta muy difícil establecerle horarios de comida al bebé; nunca sabes a ciencia cierta cuando le va a dar hambre. Por esta razón, se me hace imposible dejarle a Manuela a alguien para que la cuide de a raticos, porque no sé cuando va a comenzar a llorar por comida. Hay veces en que aguanta 4 horas sin comer y otras en que a la media hora de haber comido, quiere comer de nuevo.
Manuela ya tiene 7 meses, los mismos 7 meses que yo tenía sin pisar una peluquería, spa y/o afines sin que fuese rapidito y escogiendo entre hacerme las manos o los pies.Nunca los 2 al mismo tiempo porque me tomaría mucho tiempo.
Ya había hecho cita para limpieza de cutis en dos ocasiones pero tuve que cancelarla a último momento porque no logré coordinar con Juan para que me acompañara. El viernes pasado, ya desesperada y atemorizada de convertirme en un punto negro con patas, le pedí a Marianita, mi primita, que me acompañara y aceptó gustosa.
Cuando lo planifiqué, yo muy optimista pensé " ya Manuela está más grandecita, se sienta...le ponemos sus juguetes y seguro se distrae y aguanta la hora completa, y yo puedo hacerme mi limpieza tranquila".
Pues, nada más lejano de la realidad. Los primeros 10 minutos transcurrieron de maravilla: logré colocarme la bata, acostarme en la camilla y comenzar con la parte del vapor pero cuando ya había mordisqueado todos sus jugueticos, por más que Marianita intentó distraerla, Manuela comenzó a quejarse porque quería que yo la cargara y no hubo canción, juego o perolito que la hiciera cambiar de parecer.
Total es que lo que comenzó siendo un plan para desconectarme, se convirtió en una de las grandes lecciones que he obtenido en estos 7 meses: cuando tienes hijos pequeños, por más que tengas todo planificado, cualquier cosa puede pasar, incluso en el último momento, así que en lugar de frustrarnos y estresarnos, lo mejor es darle la vuelta para que todos (o en este caso, Manuela y yo) salgamos contentos.
Aunque los planes no salieron como los tenía en mi cabeza, al final logré hacerme mi limpieza y Manuela estuvo feliz encima mío inspeccionando como me pellizcaban la nariz.
P.S: Marianita, gracias por acompañarnos en nuestro día de "spa".
¡Amé la foto! Lo único que se me ocurre es que cuando la Manu ya sepa formular una oración completa, por ser nieta de su abuelo, e hija de su padre, quizá sea: "Mami, llévame al spa"
ResponderEliminarTe quiero. ¡Felicidades!
C.
¿Y al tío Campi dónde lo dejas??
ResponderEliminarGracias Flasin! Yo te quiero a ti.