jueves, 27 de octubre de 2011

Happy Birthday Madrina Magusi





Quien me conozca un poquito (y digo poquito porque realmente no hace falta conocerme mucho) sabe quien es Magú. A Quienes aún no me conocen, les cuento que Magú es esa amiga de la adolescencia que conforme crecen las complicidades y las horas interminables hablando por teléfono, pasa a ser tú mejor amiga, y que luego, conforme pasan los años, se convierte en la única persona a la que le contarías tu secreto mejor guardado, la persona que pase lo que pase, jamás te va a juzgar y la única persona con la que realmente disfrutas ver un maratón de Sex and City porque aunque ya lo hayan visto cien vez, siempre tendrán algo que comentar.

Desde que nos graduamos y nos mudamos cada una a ciudades distintas, no hemos vuelto a pasar nuestros cumpleaños juntas y justo ayer que Magú estaba de happy birthday no pude evitar sentirme nostálgica e incluso triste, porque esta vez no era solo yo la que me estaba privando de estar con mi amiga; ahora también es Manuela la que no puede vivir con su madrina ni el día a día ni los momentos especiales.

Desde que Manu nació, Magú y ella han compartido en 2 ocasiones y es increíble ver como se entienden y se identifican, porque dejenme decirles que Manuela sacó muchas cosas de su madrina. Las dos son curiosas y les gusta registrar hasta el más recóndito recoveco. Ambas son traviesas y les encantan hacer y que les hagan maldades. Glotonas por naturaleza, les encanta probar todo lo que se les cruce en el cámino y las dos son sonrientes y divertidas.

Ayer me hubiese gustado que Manuela le regalara una carcajada interminable y contagiosa, que se hubiesen tirado en la grama de algún parque a jugar hasta ensuciarse y que entre las dos se hubiesen comido la torta de cumpleaños entera (que de seguro hubiese sido una milhojas) pero los miles de kilómetros y las 5 horas de diferencia, no lo permitieron. Eso no impidió que desde lejos pensaramos en ella y brindaramos por su 28 aniversario.

Te queremos Magusi.

domingo, 23 de octubre de 2011

Tarde de cine...sin Manuela

A mi modo de verlo, existen distintos tipos de mamás y ninguna es mejor que otra, ser uno u otro tipo de madre encierra muchas cosas:  rasgos de personalidad, expectativas, situación de vida, experiencias previas, prioridades, metas...en fin. En mi caso particular,  he descubierto que soy de las que no me quiero perder ni un segundo de estar con mi hija y por eso, Manuela siempre va conmigo a donde vaya,  bien sea al banco, a una cita importante o  a un café con amigas. Esto no quiere decir que en estos 10 meses que llevo ejerciendo mi rol de mamá, no he querido por un momento desconectarme y tan solo pensar en mi, porque esa es otra cosa que he aprendido: no importa el tipo de madre que seas, jamás dejas de ser mujer.

El caso es que el jueves pasado, Alanna y Carmen Irene me dicen que van a ir al cine a ver una peli de esas que solo se ven en función de 6 de la tarde y en compañìa de amigas. En un primer momento, escuché el plan con nostalgia y emití un "que les vaya bien" pero luego caí en cuenta y me dije "oye, tienes siglos sin ir al cine, meses sin despegarte de Manuela..." y fue entonces cuando decidí pedirle a Juan que me regalara una tarde de cine sin Manuela.

Todo el día del viernes trancurrió tal como transcurrieron mis viernes de adolescencia, contando las horas para que mi mamá me dejara a las puertas del centro comercial y yo poder jugar a que era adulta mientras iba al cine con mis amigos del cole. Finalmente llegó la hora de decirle adiós a Manu y dejarla en la ofi  de su papá con su pañalera equipada con pañales, juguetes, compota, galletas y yogurt.

En ningún momento sentí culpa por tomarme la tarde para mi, todo lo contrario, me sentí feliz de haberlo hecho porque quizá suene exagerado y difícil de creer pero me cuesta mucho despegarme de mi Manu. Claro, esto no quiere decir que no la extrañé, me sentía súper rara sin ella y es que hasta Nana y Cair me hicieron el comentario "te ves rara sin Manuela porque siempre está contigo para arriba y para abajo".

Disfruté mi pelí, mis cotufas y mis gomitas como nadie pero en lo que encendieron las luces del cine, quize tomar el primer taxi a casa. Al llegar me encontré a Manuela ya dormida y a Juan ansioso por que le contara como me había ido. Excelente tarde y excelente aprendizaje: debo tomarme más tardes para mi, eso no me hace menos mamá, por el contrario, me ayuda a entender que en la vida,  la clave del éxito está en el equilibrio.

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi Manuela


El recuerdo, la imagen, el sentimiento de ese primer momento en que tuve a Manuela en mis brazos, jamás se me olvidarán. Las 2 noches que estuvimos en la clínica, no pude dormir más de 2 horas seguidas. Muchas cosas pasaban por mi mente y por mi corazón, y me invadió un sentido de responsabilidad mucho más grande que yo. Veía a Manuela y a pesar de ser tan mía en ese momento, sentía que no la conocía, no sabía nada de ella. Absolutamente todo me daba miedo: cargarla, cambiarle el pañal, darle el pecho, bañarla...Dios mío, qué pánico me daba bañarla ; aquel cuerpito gordito y resbaladizo. No sabía por donde agarrarla para que no se me escurriera en la bañera.

Hoy, a poco menos de 3 meses de cumplir 1 año, conozco a mi hija a la perfección; nadie la conoce mejor que yo y me encanta el pequeño ser humano en que se ha ido convirtiendo. Tan solo tiene 9 meses, pero ya Manuela tiene una personalidad y una forma de ser bastante definidas.

En estos meses que tengo compartiendo este espacio, he hablado mucho de nuestras aventuras, de mis aciertos y desencuentros con todo este mundo de la maternidad, han visto fotos de Manuela en sus múltiples facetas pero realmente no les he hablado mucho de cómo es ella más allá de sus grandes lazos de flores y su eterna sonrisa.

Manuela es una bebé absolutamente feliz y eso lo sé porque todo el día se está riendo, con todos los que conoce y con los que no también. Jamás se levanta de mal humor y llora muy pero muy de vez en cuando.

Tiene una naturaleza curiosa y arriesgada. Todo lo quiere tocar, jurungar y apretar, situación que ahora que está en plena efervecencia del gateo, me trae de cabeza. Lo mismo me la encuentro comiéndose la comida de Luca, que jugando con las orquídeas o atrapada debajo de una silla. Nada parece darle miedo y es súper autosuficiente; todo quiere hacerlo ella, siempre buscando aprobación en mi mirada.

"Chismosa y averiguadora"' así le dice su papá y es que de verdad no se quiere perder de ningún cuento y lo màs increíble es que sea cual sea el chisme, escucha con detenimiento y en momentos hasta emite su opinión con sus clàsicos "tata" o "pite" siempre en el momento oportuno.

En materia de comida, de una vez adelanto que salió gourmet y sibarita (por no decir glotona y tragona) pero bueno, eso ya es mal de familia. Todo lo quiere probar y no me puede ver comiendo helado o nutella porque se desesepera, quiere que le de un poquito y hasta le tiembla la barriguita de la emoción.

Tierna y carismàtica, bochinchera y divertida, nada llorona, risueña, dócil pero de carácter fuerte, valiente y persistente...así es mi hija. Definitivamente la realidad siempre supera la ficción porque ni en mis mejores sueños logré imaginar a mi Manuela.