lunes, 12 de diciembre de 2011

El Manu Cumple



El martes pasado, mi mamà me llamó para que le contara cómo iban los preparativos para el cumple de Manuela y ella, madre sabia y experimentada me hizo un comentario muy pero muy acertado. Me dijo "el primer cumpleaños de un hijo, las madres lo vivimos peor que el día de nuestra boda" y hoy debo decir que qué frase mas sabia...

Todo comenzó un mes antes, pensando y pensando que motivo escoger para la fiesta. No quería ningún personaje de moda, quería algo que se pareciera a Manuela y que a ella le enloqueciera. Total es que se me ocurrió hacérselo de taza y tetera por una canción infantil que ella ama que justo habla de una vajilla. El caso es que una vez seleccionado el motivo fiestero, la cosa ahora era dónde conseguir platos, vasos y globos de taza y tetera. Fueron varias noches en vela buscando por internet hasta que finalmente lo conseguí!!

Estuve esperando el paquete con ansías por un par de semanas hasta que llegó la súper caja. Cuando la abrí caí en cuenta de que pequé de exagerada; no solo compré vasos y servilletas como para 100 invitados sino que además había comprado cotillones como para regalarle a un prescolar entero y tan solo habían 4 niñitas invitadas.

Ya la semana del cumple, me comenzó la ansiedad y el día anterior fue una locura, comprando todo lo que hacía falta para la fiesta. La noche anterior me costó muchísimo dormirme con un montón de mariposas en el estómago de la emoción y a las 6:30 de la mañana, salté como un resorte a buscar a Manuela en su cuarto, necesitaba verla destrozar el papel regalo del juguete que le habíamos comprado.

Los invitados venían a las 4 de la tarde. Juan y yo pasamos toda la mañana arreglando, organizando y decorando. Yo fuí a la peluquería y andaba de estreno ( ¡ni muchísimo menos en el primer cumple de mi primera hija! ), Juan se cambió de ropa 3 veces argumentando que no sabía por qué pero se sentía incómodo y hasta Luca fue envíado a la tienda de mascotas para baño y corte.

Finalmente llegó la hora, llegaron los invitados y todo quedó precioso. Manuela pasó un muy feliz cumpleaños rodeada de todos los que la quieren (y estaban aquí en las Palmas) y deseaban compartir con ella su primera experiencia como cumplañera.

Hoy, mientras escribo estas lìneas, me río de mi misma y me pregunto ¿realmente era para tanto? y debo decir que sí, ese primer cumpleaños de mi Manuela quedará indeleble en mi memoria y de seguro será fuente de anécdotas y risas en las reuniones familiares venideras.